Cuando somos observados, nuestro ego nos adula y nos hace sentir importantes.
Esa satisfacción dura tanto como como el tiempo que tengamos público.
Cuando nos convertimos en observador y no en observado, el placer no tiene límite, nuestro ser interior aprendió a saber disfrutar y sentir la satisfacción que nos brinda disfrutar de todo lo que vemos escuchamos y sentimos.
No necesitamos ayuda de afuera, para sentirnos bien solo necesitamos saber desde nuestro interior que lo que la vida, nos da no se limita a un momento o lugar.
Vivir para los demás, te hará perder la alegría que te brinda vivir para ser, no para tener.
En el camino aprenderás que, la satisfacción será completa, cuando puedas compartir lo que construiste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario